jueves, 20 de marzo de 2008

"El escenógrafo, debe hacer surgir el espacio dramático del corazón de los personajes que lo habitan; y el público debe ver en ellos la enmarañada imaginación del Rey Lear, o la cavernosa obsesión de la Loca de Chaillot, o la Siniestra morada de peñascosos puritanos en Las Brujas de Salem".

Donald Oenslager